Oraciones A La Virgen Maria – Una sinopsis

Oraciones poderosas a la Virgen María 2020-06-26
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oraciones a la virgen maria

A fin de que el Señor nos dé la felicidad de una auténtica conversión y a fin de que vivamos más las virtudes de la Fe, la Promesa y la Caridad. Nuestra vocación de Vicentinos radica en servirte prestando asistencia a la gente desfavorecidas de todo el mundo entero. Señor, protege a tus servidores de todas y cada una de las patologías transmisibles, que se tienen la posibilidad de contraer durante las visitas y actividades de caridad hechas en tu nombre.

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Te lo solicitamos por tu Hijo, Jesús, con la seguridad de que lo que pidamos por tu intercesión nos será concedido. Salve Reina de misericordia, Señora del mundo, Reina del cielo, Virgen de las vírgenes, Sancta Sánctorum, luz de los ciegos, gloria de los justos, perdón de los pecadores, reparación de los agobiados, fortaleza de los lánguidos, salud del orbe, espejo de toda pureza. Realice tu piedad que el planeta conozca y experimente aquella felicidad que hallaste ante el Señor, consiguiendo con tus santurrones ruegos perdón para los pecadores, medicina para los enfermos, fortaleza para los pusilánimes, consuelo para los afligidos, auxilio para los que peligran. Al tiempo, deseando ser reales cristianos, y por esto, merecedores de las miradas de Dios y de tu protección, te suplicamos humildemente, tierna Madre nuestra llenes nuestra alma del espíritu de oración, de humildad y de mortificación de nuestras pasiones. Obtennos lealtad en el cumplimiento de nuestros deberes religiosos y constancia en el bien hasta la muerte.

Oración A María, Madre Del Silencio, De La Belleza, De La Ternura

Esas “pequeñas revoluciones” son prácticas o ideas que puedes oír cuando quieras, donde quieras y cómo quieras. Virgen Muy santa de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria.

A ocultar mis pequeños y grandes sufrimientos, para que yo sea el único que los sufra. Y a todos nosotros, Virgen María, bendícenos como hijos tuyos. lloran por su pobreza, que les impide resguardar a sus hijos del hambre, las patologías y la ignorancia. Fortalécelas a fin de que, superando con paciencia y vigor, sus restricciones y adversidades, sepan ofrecer siempre a sus hijos, lo mejor de sí mismas. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo. En el momento en que oramos a la Virgen María tenemos presente en nuestra mente y en nuestro corazón que es la criatura de Dios por excelencia. La reconocemos como Madre de Jesús, nuestro Señor y Salvador, y asimismo como Madre nuestra.

Que esta medalla sea para todos , prenda del amor que nos tienes, y nos recuerde nuestros deberes para contigo. Que siempre y cuando la llevemos nos bendiga tu amorosa protección y nos conserve en la felicidad de tu Hijo. Oh Virgen vigorosa, consérvanos siempre y en todo momento a tu lado en todos y cada uno de los instantes de nuestra vida. Concede a estos hijos, la felicidad de una aceptable muerte, para que en unión contigo tengamos la posibilidad disfrutar para siempre de la eterna felicidad. Santísima y también Inmaculada Virgen María, oh Madre mía, a ti que eres la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Letrada, esperanza y refugio de los pecadores, vengo en este momento a pedir tu bendición. Yo te venero, oh gran Reina, y te doy gracias por tantos favores que me has hecho en el pasado; pero más que nada te doy gracias por librarme de todos y cada uno de los males. Te amo, oh Señora dignísima de todo amor, y por el cariño que te tengo, prometo en adelante servirte, y llevar a cabo todo lo que de mí dependa para que otros te amen.

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De un modo especial te rogamos por aquellas mamás que, por diferentes circunstancias, tienen dificultades para cumplir cabalmente, su misión. Y asimismo por todas y cada una de las madres que padecen a causa de sus hijos.

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Muy santa Virgen, acompañas por los caminos de todo el mundo a los que expatrian en busca de trabajo y de pan. que conoces asimismo el exilio, mira piadosa nuestra condición y bendiciendo a quienes nos hospedan, candela, te rogamos, más que nada a esos a quienes la necesidad ordena a dispersarse, y a quienes la fraternidad ajena acoge asociándolos al esfuerzo común de los propios trabajos. Oh Virgen, Madre de Dios, Inmaculada María, nos ofrecemos y consagramos a ti, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Prodigiosa.

Y que esta luz de la fe se expanda continuamente en , hasta el momento en que llegue el día sin ocaso, que es el mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor. Es por eso que te alcanzamos cuatro de las oraciones más preciosas que el Papa Francisco le ha destinado a la Virgen María, Madre de Dios. Según el plan de Dios, logra para mí la curación que necesito. Intercede ante Hijo, para que me dé la fuerza que necesito para trabajar para la gloria de Dios y la salvación de todo el mundo. Escucha benigna la confiada oración, que en la presente necesidad, elevamos a tu clemencia, si es para gloria de Dios y bien de nuestras ánimas. Llenos nuestros corazones de absoluta seguridad, asistimos a tu maternal afecto.

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Una de es una adaptación al contexto actual de coronavirus de la tradicional oración “Bajo tu amparo”. El Papa Francisco propuso dos oraciones para rezar a la Virgen María en este mes de mayo. Ayúdame a olvidarme de mí mismo para meditar en la felicidad de esos que viven cerca de mí.

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No podemos decir que adoramos a María, por el hecho de que solo se adora a Dios (en heleno, latría), pero a nuestra Madrecita del Cielo le debemos una veneración especial (hiperdulía) sobre el resto beatos, incluyendo los ángeles. La genuina devoción busca imitar las virtudes que vivió la Muy santa Virgen siguiendo de esta manera su ejemplo de vida. Ámbas expresiones del saludo del ángel se aclaran mutuamente. María es la llena de felicidad por el hecho de que el Señor está con . La gracia de la que está colmada es la existencia de Aquél que es la fuente de toda gracia. En la sección primera de la oración se recoge el saludo del ángel, del enviado del Señor.

Concede a nuestros hogares la felicidad de amar y de respetar la vida que comienza, con exactamente el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias a fin de que estén siempre y en todo momento muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos. Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una sola y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, a fin de que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y ocasiones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración. Nos ponemos en sus manos «ahora», en el hoy de nuestras vidas. Y nuestra confianza se ensancha para entregarle a partir de ahora, «la hora de nuestra muerte». Que esté que se encuentra en esa hora, como estuvo en la muerte de su Hijo al pie de la cruz y que en la hora de nuestro tránsito nos acoja como madre nuestra para conducirnos a su Hijo Jesús, al Paraíso, a nuestra felicidad eterna en el pleno y eterno amor de Dios.

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